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Viniendo de Torrita, antes del pueblo de Montepulciano, se encuentra la iglesia de las Grazie. Antes de su construcción, solo existía el campo y un tabernáculo que guardaba la imagen de la Virgen, cerca del cual se solían guardar los guardianes de ovejas, cerdos y otras bestias. Una noche, estos jóvenes, jugando a la morra, se volvieron tan feroces que terminaron con gritos, amenazas y blasfemias. El más desafortunado, después de perder una gran suma, se dirigió a la Virgen de manera sacrílega, y luego sacó un cuchillo del bolsillo y, con él, golpeó repetidamente la imagen. En ese momento, justo, ocurrió el milagro: la sangre comenzó a fluir de las partes afectadas, como si hubiera sido herida la carne viva. Los presentes escaparon, el agresor quedo en el suelo inconsciente. El evento hizo que muchos creyentes acudieran, y con sus ofrendas se construyó el actual edificio, el reo fue colgado como sacrílego.